lunes, 13 de septiembre de 2010

Acto Homenaje por el Natalicio de Carlos Fuentealba



Se realizará en la sede del CENS Nº 453, calle 56 entre 8 y 9, La Plata.

viernes, 3 de septiembre de 2010

jueves, 2 de septiembre de 2010

Formarse para gobernar, por Hugo Cahorro Godoy, Secretario General de ATE provincia de Buenos Aires y CTA provincia de Buenos Aires

¿Cómo nace Malas Palabras? Básicamente, nace con dos ideas que confluyen en el tiempo. Por un lado, después de muchos años de trabajar dentro del IDEP a través de varias líneas de producción, de investigación, de formación política, de educación popular, de formación profesional, se hacía necesario poder volcar de una manera sistemática, todo ese conocimiento adquirido y generado, esas líneas de pensamiento, enfoques pedagógicos, metodologías de formación política para los cuadros de ATE y la CTA, que veníamos produciendo, pero que no socializábamos. Entendimos que ya era hora de hacerlo para el conjunto de la organización popular bonaerense, pero también para el resto del país. La construcción del pensamiento de los trabajadores, no tiene las fronteras municipales o provinciales. Las excede largamente y hasta corresponde que se entremezcle con los debates del mundo que queremos como sociedad.

Y aquí aparece el segundo de los objetivos. Los trabajadores somos poseedores de saberes, intereses materiales, principios morales y éticos y conceptos ideológicos, a través de los cuales analizamos la sociedad y el mundo en el que vivimos desde una perspectiva particular, propia. Así, desarrollamos una constante tarea de pensamiento y de acción, aspectos que debían encontrarse en un medio de comunicación, que pudiera multiplicarlos. Que pudiera socializar estas prácticas, estos valores, estas líneas de trabajo, tanto para adentro de los trabajadores organizados, como hacia el conjunto de la sociedad. Llegar a ámbitos laborales, educativos, sociales y políticos, para hacer escuchar enfoques, no siempre escuchados, pero con fuerte identidad propia.

La idea de que los trabajadores somos poseedores de un pensamiento, y de que tenemos la responsabilidad y el derecho de compartirlo con el conjunto de la sociedad, en la búsqueda de un proyecto común deviene antes aún de nuestro gremio, y en esa tradición es que se ha insertado nuestro gremio. Lo hemos hecho con una decisión y coherencia que trata de ser consecuente. Cuando Martínez de Hoz promovía la consigna de ‘achicar el Estado para salvar la Nación’, desde los trabajadores del Estado, agrupados en Anusate contestábamos con aquello de ‘fortalecer el Estado, para liberar la Nación’.

Hoy existen organizaciones de trabajadores del Estado que se sienten cómodas en el actual Estado. Los que pertenecemos a ATE no nos sentimos cómodos de ninguna manera en este Estado que promueve diferencias o no garantiza igualdades. Sentimos que nuestro proyecto busca salarios dignos, salud garantizada, educación para todos, soberanía como pueblo, trabajadores organizados, como hacia democracia, transparencia, autonomía como nación, y todo eso no se puede concretar si no es el marco de una realización colectiva. Y no vemos que en esa dirección se vaya desde el gobierno.

Germán Abdala decía que los grandes grupos económicos tienen el poder económico, el de las armas, y a través de ese poder instrumentan el Estado en función de sus intereses, por lo tanto los trabajadores tenemos que tener la capacidad de organizar nuestro pensamiento y nuestras acción para construir un Estado distinto, solidario y democrático al servicio de las mayorías, y no al servicio de las minorías.

Desde ese punto de vista nosotros sentimos una responsabilidad muy grande en la construcción del pensamiento propio.

Solamente construyendo pensamiento y acción emancipadora desde los trabajadores, es que podrá ser viable la realización de un pueblo soberano y de una nación libre que integre al conjunto del pueblo en una perspectiva de futuro digno. Ahora, esa unión

de pensamiento y acción, sólo será plenamente transformadora si es apropiada por miles y miles de trabajadores.

Malas Palabras tendrá esa función. Ser un altavoz de toda esa producción

silenciosa que realiza el IDEP, y la integración con el resto del pensamiento popular. Porque cuando uno forma dirigentes de un sindicato, forma dirigentes de la sociedad. Hombres y mujeres que se preparan para defender sus intereses, desde las instancias

más pequeñas, hasta las instancias más elevadas de gobernar una Nación. Cuando nosotros creamos el Centro Integral de Educación y Trabajo, como parte de toda esta producción, que ahora también integra al área de comunicación de la que la revista

forma parte importante, dijimos que avanzábamos hacia la construcción de

una Universidad autónoma de los trabajadores, que incluso excedía a una visión provincial, para pensarse como aporte al país todo.

O sea, si los trabajadores con la fuerza de los músculos y con la fuerza de la inteligencia generamos las riquezas, tenemos el derecho y la obligación de decidir también la forma en que sean distribuidas.

Y por lo tanto debemos multiplicar nuestra preparación para poder asumir ese desafío de gobernar nuestra Nación. En esa tarea se inscribe todo lo que se hace en el IDEP y en esa perspectiva se inscribe también la puesta en marcha de este medio.


(Malas Palabras, Nº 1, pág 4)


Con el manual del Delegado, por Gonzalo Chaves, Director de IDEP

Mucha gente pregunta ¿Por qué el sindicato debe meterse en la tarea educativa, si hay escuelas del Estado, escuelas privadas, religiosas e Institutos, que tienen capacidad y experiencia?

Para empezar, solamente digamos que la educación es un tema demasiado importante como para que los trabajadores se mantengan al margen del debate, máxime si se trata de la formación de los asalariados en sus propias tareas. Es importante conocer y tener opinión sobre los planes de estudio nacionales y provinciales de los gobiernos, pero también de los contenidos curriculares, la metodología y las formulaciones políticas e ideológicas de cada materia, de cada curso o de cada carrera.

¿Como y por donde encarar esta tarea desde el sindicato? En el IDEP Buenos Aires, pensamos que la formación de los trabajadores, no debe ir por los bordes, sino meternos en el corazón de lo que es la relación empleado/empleador, la discusión del salario, las condiciones de trabajo, el medio ambiente y la calidad de vida.

Trabajar estrechamente ligado a la paritaria sectorial y provincial. Ir de lo particular a lo general. Una forma de abordaje que trabajó mucho Antonio Gramsci (1891/1937), conocer como funcionan las relaciones de poder en el puesto de trabajo, para después conocer como funciona el mundo

El tema del conocimiento se puede encarar de diferentes lugares. Una forma es verlo desde el puesto de trabajo, un punto de partida para avanzar sobre otros horizontes, porque no podemos limitarnos solo a nuestra actividad, como si ésta fuera el centro del mundo. La experiencia de ATE nos dice que información y conocimiento propio, tienen un peso muy importante en las discusiones paritarias, pero el valor tampoco se limita a esto. Parece que el conocimiento no tiene nada de ingenuo y responde en la mayoría de los casos a los intereses de quienes lo construyen. Incluso los conocimientos científicos y tecnológicos adquieren un significado particular según los intereses de quienes los utilice o los produzca.

El conocimiento en manos de los trabajadores, puede cobrar de este modo el carácter de una herramienta liberadora.

Partimos de aceptar que toda práctica genera conocimiento. La necesidad e importancia que tiene para los asalariados tener valores y herramientas de la educación desde su visión como clase trabajadora, no necesita mayores argumentos. En el lugar de trabajo se dice, el ingeniero tiene el conocimiento, el operario la práctica. El contador pasó por la universidad tiene el conocimiento, pero el empleado con su experiencia es el que mueve la oficina todos los días. Esta división entre conocimiento y práctica no tiene nada de ingenua, al ingeniero o al contador se lo pagan, al trabajador no.

En principio todo asalariado del sistema es un trabajador, por lo tanto no se trata de crear una falsa antinomia entre trabajadores con título y sin título, lo que se está cuestionando es una visión de la problemática que termina siendo funcional al sistema.

El trabajador tiene una experiencia acumulada de años de esfuerzos, es un conocimiento muy rico pero poco valorado a la hora del pago, es cierto muchas veces es un conocimiento que no está certificado y esa es una desventaja. El profesional se va de un trabajo y en el otro no empieza de cero, le reconocen todos sus títulos.

El trabajador cambia de empleo o se muda a otra provincia y como no tiene un papel que acredita lo que sabe, vuelve a comenzar desde el principio.

El profesional se doctora y le pagan más, el trabajador hace diez cursos y no le significa ninguna retribución.

No está en cuestión el derecho que tiene una persona que pasó por la Universidad de que le paguen el esfuerzo de años de estudio, solo se trata de buscar equidad e igualdad de oportunidades para todos. Si uno de los problemas son los papeles, hay que ir por la certificación de todos los conocimientos del trabajador, documentación avalada por un organismo oficial, con valor universal, para que esté donde esté se los valoricen y se los retribuyan.

La formación hace a la realización personal y eso es importante, porque no hay proyecto colectivo que pueda desarrollarse sin el crecimiento de cada uno de sus miembros. Pero es necesario también que este conocimiento que sea reconocido y valorizado por el empleador y la sociedad. Como también termine por ser asumido y valorado por el propio trabajador. Sería muy bueno que un día los estatales cuenten con un Convenio Colectivo de Trabajo donde en uno de sus puntos diga, por ejemplo, a un trabajador con determinadas horas de formación certificadas le corresponda un plus salarial o un ascenso de categoría.

Parafraseando a don Arturo Jauretche (1902 /1974), que predicó tanto sobre la necesidad que tenemos los de este lado, los que forman parte del pueblo de elaborar información, pensamiento y comunicación propia.

No se puede ir a una discusión paritaria, con el manual del delegado escrito por el empleador.


(Revista Malas Palabras, Nº 1, pág 9)